Recuerdo este lugar, que para mí era bello y alegre, al que esperaba ir todos los sábados con gusto. Donde aprendí muchas cosas, y aprendí a hacer con amor lo que me gusta.
Aprendí que las zapatillas de ballet vienen sin listones y que a veces los dedos duelen cuando tienes mucho tiempo bailando.
Me gustaba, bien, no diré que me gustaba, me gusta y lo amo. Estoy hablando del ballet. Lo extraño demasiado.
Y no sólo el ballet, extraño esa sensación de felicidad en un pequeño salón de clases, extraño el olor de la madera del piso y el platicar con mis compañeras.
Extraño los repetitivos ensayos de la obra de Don Quijote, cuando nos juntábamos los tres niveles y ensayábamos y jugabamos al mismo tiempo, reíamos, eramos felices.
Extraño esa felicidad desbordante, de saber que te vendrían a tomar las medidas para el tutú azul lleno de brillos, y el tener zapatillas nuevas para estrenar.
Extraño el miedo que le teníamos al foro cuando estaba oscuro y a las historias de fantasmas del lugar.
muy bien...
ResponderEliminaresta claro que lo extrañas...
XD
Yo deje el ballet como a los 14 y volvi a entrar, fue una de las mejores decisiones de mi vida. El año pasado protegonice la funsion de fin de curso.
ResponderEliminarSi lo extrañas te recomiendo que regreses, cuando mejor se baila es cuando se tiene el hambre por estar arriba de un escenario. :)